
El paso de Rafah sigue cerrado corredor; vital para la ayuda humanitaria a Gaza
Jerusalén/ El paso de Rafah, en la frontera entre Gaza y Egipto, permaneció cerrado este miércoles pese a reportes que anunciaban su reapertura para permitir la entrada masiva de ayuda humanitaria al territorio palestino, según lo previsto en el acuerdo de alto el fuego entre Hamas e Israel.
Por la mañana, la radiotelevisión pública israelí KAN afirmó que la reapertura era inminente; sin embargo, fuentes humanitarias consultadas por AFP dijeron que esto no había ocurrido y una portavoz del gobierno evitó responder preguntas sobre el estado del cruce.
Tom Fletcher, jefe de las operaciones humanitarias de la ONU, manifestó su frustración por la falta de flujo de asistencia hacia el devastado territorio. “Tal y como acordó Hamas, deben hacer todo lo posible por devolver urgentemente los cuerpos de todos los rehenes fallecidos. También me preocupan profundamente las pruebas de violencia contra civiles en Gaza”, dijo Fletcher, quien agregó que “tal y como acordó Israel, deben permitir la llegada masiva de ayuda humanitaria —miles de camiones a la semana— de la que dependen tantas vidas. Necesitamos que se abran más pasos fronterizos”.
Intercambio de cuerpos y retrasos
El plan respaldado por mediadores internacionales, conocido como el plan de Trump, prevé la continuación del intercambio de cuerpos entre Israel y Hamas, pero ese proceso también enfrentó obstáculos este miércoles. El acuerdo permitió la liberación de los últimos 20 rehenes que seguían con vida en Gaza el lunes, a cambio de la entrega de casi 2,000 prisioneros palestinos y el cese de combates y bombardeos.
Hamas está obligado además a entregar los restos de los rehenes fallecidos; hasta ahora ha devuelto sólo ocho de los 28 cadáveres previstos y, según el ejército israelí, uno de los restos entregados no corresponde con ningún rehén. Ese incumplimiento ha incrementado la presión política en Israel para condicionar la ayuda humanitaria a la devolución completa de los restos. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, incluso pidió suspender el suministro de ayuda si Hamas no devuelve los cuerpos de los soldados aún en Gaza.
Según el plan de Trump, Israel debe entregar 15 cadáveres de palestinos por cada rehén israelí fallecido devuelto.
Escenario bélico y represión interna
La guerra en Gaza, desencadenada por el ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023, dejó una catástrofe humanitaria en el enclave, que ha sido objeto de asedio por parte de Israel. Naciones Unidas ha declarado zonas de Gaza en situación de hambruna —una afirmación que Israel rechaza— y la reanudación de la entrada de ayuda figura entre los puntos del denominado plan de 20 puntos del presidente estadounidense Donald Trump.
Otro de esos puntos, el desarme de Hamas, ha sido rechazado por el grupo islamista. Mientras tanto, Hamas refuerza su control en ciudades devastadas y ha puesto en marcha una campaña interna de represión contra presuntos colaboradores: en su canal oficial publicó un video que muestra la ejecución en la vía pública de ocho supuestos sospechosos, según análisis de la agencia.
En días recientes se reportaron además enfrentamientos armados entre distintas unidades de seguridad de Hamas y otros grupos palestinos armados —algunos, según fuentes, con presunto respaldo israelí— mientras la policía armada del gobierno de Hamas reanudó patrullajes en el norte de la Franja. “Nuestro mensaje es claro: no habrá lugar para los forajidos ni para aquellos que amenacen la seguridad de los ciudadanos”, declaró a AFP una fuente de seguridad palestina en Gaza.
Posturas internacionales y advertencias
Israel y Estados Unidos insisten en que Hamas no puede tener papel alguno en un eventual gobierno futuro del enclave; el plan de Trump plantea que los miembros de Hamas que entreguen sus armas puedan recibir amnistía. “Si no se desarman, los desarmaremos nosotros”, declaró Trump en la Casa Blanca tras su visita a Oriente Medio, advirtiendo que ese proceso “será algo rápido y quizá violento”.
Mientras tanto, la persistente clausura del paso de Rafah mantiene en vilo la entrega de asistencia vital para cientos de miles de civiles y prolonga la incertidumbre sobre cuándo y en qué condiciones se restablecerá el acceso humanitario a la Franja de Gaza.




