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Aumento de niveles de una variante del “colesterol malo” relacionado con el riesgo de enfermedad cardíaca en personas mayores.

Un nuevo estudio realizado por investigadores australianos revela que el aumento de los niveles de una variante del “colesterol malo” en el torrente sanguíneo podría ser un factor de riesgo importante para la cardiopatía coronaria recurrente en personas mayores de 60 años. Esta condición puede dar lugar a infartos y ataques cerebrovasculares, poniendo en peligro la salud y la vida de los afectados.

El colesterol es una sustancia cerosa y similar a la grasa que se encuentra presente en todas las células del cuerpo humano. Aunque el organismo necesita cierta cantidad de colesterol para producir hormonas, vitamina D y sustancias necesarias para la digestión, el cuerpo es capaz de generar todo el colesterol que necesita. Sin embargo, cuando los niveles de colesterol aumentan, pueden surgir problemas de salud, como enfermedades coronarias.

La enfermedad coronaria incluye síntomas como dolor en el pecho, náuseas, fatiga extrema, dificultad para respirar, entumecimiento en las extremidades, así como dolor en el cuello, la mandíbula o la parte superior del abdomen.

Según el estudio, en personas de la tercera edad con antecedentes de cardiopatía coronaria, los niveles elevados de la variante conocida como Lp(a) en el 20% superior de la población se relacionaron con un 53% más de riesgo de sufrir eventos de cardiopatía coronaria recurrente durante un seguimiento de 16 años, en comparación con aquellos en el 20% inferior de la distribución de la población. Esta predicción se mantuvo independiente de otros factores de riesgo.

El doctor Simons, uno de los investigadores principales, explicó: “Llegamos a la conclusión de que la Lp(a) elevada es un predictor importante de cardiopatía coronaria recurrente en personas mayores. Los niveles de referencia superiores de Lp(a) de 500 mg/L o 300 mg/L parecen ser apropiados para identificar a las personas con mayor riesgo que podrían beneficiarse de intervenciones más intensivas para reducir el riesgo”.

Si bien existen medicamentos como las estatinas que se prescriben con frecuencia para reducir los niveles peligrosos de colesterol en pacientes con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, estos no han demostrado un impacto significativo en la Lp(a) elevada. No obstante, existe esperanza para el futuro, ya que se encuentran en desarrollo clínico avanzado algunas terapias novedosas diseñadas específicamente para reducir los niveles de Lp(a).

En conclusión, este estudio resalta la importancia de vigilar los niveles de colesterol en la población de mayor edad, especialmente la variante Lp(a), como una herramienta para identificar y prevenir el riesgo de enfermedad cardíaca recurrente. Aunque los medicamentos actuales no tienen un efecto comprobado en la Lp(a) elevada, se espera que las terapias en desarrollo brinden nuevas opciones para reducir el riesgo y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.

 

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