El elefante Manuel Bartlett
Mario Maldonado
El elefante en la sala de todas las reuniones a las que acudió el presidente Andrés Manuel López Obrador en su viaje a Estados Unidos fue Manuel Bartlett, uno de los funcionarios más radicales de la 4T.
El director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no puede entrar a Estados Unidos por una investigación de la DEA por el caso del secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA Enrique ‘Kiki’ Camarena.
Bartlett fue el ausente en las reuniones económicas, comerciales y de respeto a las leyes mexicanas, pues la política energética en materia de electricidad pasa por su escritorio y el presidente López Obrador le ha otorgado toda la fuerza lo mismo para renegociar contratos de gasoductos que de generación o de proveeduría eléctrica: es el ideólogo de la reforma eléctrica y de la extinción de los contratos independientes y las sociedades de autoabasto.
Sus cercanos aseguran que, si bien Bartlett no enfrenta formalmente un procedimiento legal o una restricción oficial de acceso, sí hay un interés de las autoridades estadounidenses para que aporte información sobre el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena, ocurrido en México hace más de tres décadas, con participación del crimen organizado y presuntamente de personajes ligados a los entonces gobiernos priistas.
Las formas de la agencia antidrogas de los Estados Unidos son ampliamente conocidas, por lo que el ahora encargado del Sistema Eléctrico Nacional prefiere evitar un proceso de declaración que incluiría previamente una escandalosa detención apenas poniendo un pie en ese territorio. La escena no caería bien del lado mexicano, mucho menos como parte de una de las pocas visitas oficiales que López Obrador ha decidido realizar al extranjero.
La bateadora emergente en esta ocasión fue la secretaria de Energía, Rocío Nahle, en teoría jefa de Bartlett pero accesoria en lo que se refiere a decisiones sobre el sector eléctrico. De hecho, ante los empresarios estadunidenses fue Tatiana Clouthier, la secretaria de Economía, quien terminó dando los pormenores de las políticas energéticas de México, por lo que contó con el apoyo estelar en la presentación del empresario Carlos Slim Helú.
Más allá de sus radicales ideologías, y de su añoranza por un sector energético basado en los combustibles fósiles, el fracaso de Nahle con la Refinería Olmeca la desacreditaba ante empresarios e inversionistas del sector. Si bien la cara de la industria petrolera en el país es el director general de Pemex, Octavio Romero —también presente en la reunión—, la titular de Energía es la responsable de que AMLO haya inaugurado “una refinería que no refina”, la cu duplicó su costo inicial de inversión.
Pese a todo, Manuel Bartlett sigue controlando la industria eléctrica lejos de los más grandes jugadores y productores del mercado a nivel global, aquellos que podrían tener en su cartera las soluciones para modernizar una infraestructura de producción que ha llegado a su límite y que desde hace unos tres años acabó con sus reservas de generación.
En Palacio Nacional no hay indicios de que se contemple apostar por una fórmula diferente. Como lo hemos publicado en este espacio, Bartlett se ha ganado la posibilidad de ser el único consejero de López Obrador en materia de electricidad: lo hizo con su famosa y emblemática frase de “podemos expropiar todo, señor Presidente”, en referencia al proceso de renegociación de los gasoductos que se vivió en la primera parte del sexenio.
Así que es muy posible que México enfrente una crisis energética por la estrategia de Nahle, Bartlett y Romero en materia de hidrocarburos y electricidad, aunque para estos tres altos funcionarios de la 4T sea suficiente privilegiar la política nacionalista que les ha impuesto el presidente López Obrador a cambio de alcanzar un nuevo cargo político.