Embajadores, ¿para qué?
En opinión de Verónica Malo, Ken Salazar y Esteban Moctezuma son dos embajadores que podrían ser buenos y están siendo desperdiciados. No se les ha visto como voceros en las reuniones como en otros sexenios.
La visita terminó. López Obrador ya regresó y Biden está en Israel. ¿Sus respectivos embajadores?
Me refiero al de Estados Unidos en México y el de México en estados Unidos, por supuesto. Este último, Esteban Moctezuma, al tener Covid, ni siquiera se apareció estos días con AMLO en las reuniones de trabajo; razón por la cual López Obrador tampoco se quedó en la casa de la embajada de México en Washington, DC y mejor se hospedó en un hotel. Y etcéteras.
En la reunión MX-USA de hace dos años en la Casa Blanca, la participación de los embajadores Martha Bárcena por parte de México y Christopher Landau por parte Estados Unidos fue activa; mucho de lo que sucedió fue gracias al accionar de los nuevos embajadores de ambos países. En esta ocasión no se puede decir lo mismo…
Sin lugar a dudas, el gran ausente fue Esteban Moctezuma —ya lo dije—, pero Ken Salazar tampoco estuvo muy estelar; se le vio bastante desdibujado. Pareciera que lo que se dijo en importantes diarios norteamericanos, sobre la suspicacia del gobierno estadounidense con su emisario, es cierto.
Por du parte, la ausencia de Esteban Moctezuma podría tener muchas lecturas. Una de ellas obviamente NO pasa por que haya simulado su contagio. Mas eso no quita el que la enfermedad le quedó “como anillo al dedo”. Máxime cuando ya se conocen ciertos yerros de la gira que no son imputables al mandatario mexicano y de los que, por supuesto, ni en la SRE ni en Economía, y menos aún sus titulares, se harán responsables. A pesar de ser una persona que debiera ser clave en las relaciones diarias con nuestro principal socio comercial y con quien compartimos más de 3,000 km. de frontera, no gestionó ni se le dejó ver ni siquiera de forma virtual.
Tal vez —y solo tal vez—, López Obrador lo tiene de adorno como a tantos otros de sus funcionarios; esto es, no es como si lo necesitara o le hiciera caso o tuviera algo que platicar con él; lo mismo sucede a la inversa. Para acabar pronto: Marcelo Ebrard tampoco aprovecha tener a Moctezuma allá en EU.
Mientras tanto, Ken Salazar recibió la semana pasada sendos periodicazos en ese país los cuales afirman que el servidor público es más amigo de Andrés Manuel que de la defensa de los intereses de su gobierno (entre ellos la salud democrática de su vecino del sur).
¿No dejó entrever hace poco, en entrevista, que podía ser que en el 2006 López Obrador no hubiera tenido un trato justo en las elecciones? Tema, necesario señalar, que tanto en los Estados Unidos, como en la Unión Europea y Canadá, ya fue archivado.
Hasta antes del artículo del New York Times se adivinaba que sus visitas eran para apoyar a las empresas estadounidenses frente s la postura del gobierno mexicano en materia energética.
Para seguir abonando, resulta que cuando la prensa estadounidense señaló cómo Ken Salazar se inclina por los dichos de López Obrador, al día siguiente en su mañanera, el tabasqueño salió en su ¿defensa? A partir de ese día, el embajador estadounidense en nuestro país se ve un poco más apestado.
A Salazar se le ve entrar y salir de Palacio Nacional. Es uno de los embajadores que de manera más seguida y pública asiste a la residencia de gobierno (un palacio virreinal en este caso). Muchas veces no da entrevistas a los medios…
Total, dos embajadores que podrían ser buenos en su trabajo están siendo desperdiciados. No se les ha visto como voceros en las reuniones de trabajo como ocurría en otros sexenios.
¿Para qué queremos embajadores, entonces?