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La libró hasta ahora y escapó de las garra justiciera de Daddy Yunes.

GABRIEL DEANTES

La libró hasta ahora y escapó de las garra justiciera de DaddyYunes, dicen que porque le fue a vender espejitos electoreros y el choleño, cayó redondo

Porque nada es para siempre y hasta la belleza cansa, dice la canción escrita por Manuel Alejandro y cantada magistralmente por José José y es verdad, nada es eterno y si la belleza cansa, imagínense lo feo.

Y ese fue el caso de Gabriel Deantes Ramos, el funcionario aquel del periodo gubernamental de Javier Duarte, pariente de Alberto Silva Ramos, que llegó al inicio del sexenio a sentarse a la Oficialía Mayor de la SEV y no aguantó ni un año, según recuerdo.

Su paso por la SEV fue muy fugaz, luego se fue a sentar allá a la SEFIPLAN, a la subsecretaría de Administración y Finanzas, ahí remodeló la oficina con madera y cuero blancos carísimos de París, según el mismo contaba; la oficina solo la remodeló, porque ahí tampoco hizo raíces y terminó despachando en la Secretaría del Trabajo, en donde prefirió no meter ni un quinto a la oficina y mejor hacerte aquella famosa Villa Miona, la casa esa frente al club Britania a la que le puso un montón de baños y un elevador.

Gabriel Deantes, se vendió siempre como operador y estratega electoral, mapache ¡Pues! Pero como era muy papas fritas, al hombre le gustaba vanagloriarse diciendo que era algo así, como el Antonio Sola, tamaulipeco,  nada más lejos de la realidad, pero como en la tierra del ciego, el tuerto es rey, Deantes triunfó como los grandes, en ese corto periodo.

La libró hasta ahora y escapó de las garra justiciera de DaddyYunes, dicen que porque le fue a vender espejitos electoreros y el choleño, cayó redondo.

Deantes la había librado además, gracias a los buenos oficios del abogado de la Guardia, sin embargo el pasado 16 de junio, finalmente le pegó a la caja de los muñecos y pasará 6 años y medio a la sombra, una pena que sea en Pacho Viejo y no allá en el penal del norte, donde seguramente la pasaría mejor, rodeado de puro delincuente de cuello blanco, justo como esos que él hubiera querido ser.

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