
EL CÁNCER INFANTIL NO ESPERA
Elena Córdova Molina
Legislando contigo
Quienes hemos acompañado de cerca a un ser querido con cáncer, sabemos que no hay palabra suficiente para describir lo que significa esa lucha. Es un dolor que se clava y deja cicatrices para siempre. Pero cuando ese dolor recae en una niña o un niño, no hay corazón que no se rompa.
En Veracruz, como en todo México, hay familias que cada día despiertan con la incertidumbre de si ese tratamiento llegará, si ese medicamento estará disponible, si el y tomógrafo del hospital estará funcionando para atender a su hijo. Mientras tanto, los días pasan, y cada día que pasa puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
El cáncer infantil no espera. No entiende de burocracia, de recortes ni de excusas. Por eso, hace casi 9 meses subí a tribuna con una iniciativa que busca elevar a rango constitucional la atención integral, inmediata y digna para niñas, niños y adolescentes con cáncer en Veracruz.
Y sin embargo, hoy esa iniciativa sigue en la congeladora de la Comisión de Salud y Asistencia. Ahí está detenida, como si la vida de los niños pudiera ponerse en pausa, como si el dolor de sus padres y madres pudiera esperar a que alguien decida mover un expediente. Pero la enfermedad no espera, el sufrimiento no espera, la muerte no espera.
No es posible que, mientras una familia se desvela buscando recursos para una quimioterapia, aquí estemos detenidos en trámites. No es posible que, mientras un niño aguarda una cama de hospital, aquí se posterguen las decisiones. ¿Qué mensaje estamos mandando como Estado cuando dejamos que las iniciativas que salvan vidas duerman en un cajón?
Otros estados ya lo hicieron. Jalisco y Nuevo León avanzaron en reconocer este derecho y garantizar recursos específicos. ¿Por qué Veracruz tendría que quedarse atrás? Tenemos la capacidad, tenemos la gente solidaria y tenemos la obligación moral. Lo único que falta es la voluntad política.
No se trata de números, se trata de vidas. Se trata de que cada niña y niño tenga la oportunidad de correr, reír y aprender, en lugar de pasar su infancia entre hospitales. Se trata de que la política sirva para lo más esencial: salvar vidas.
Lo digo con claridad: ninguna batalla es más importante que la que se libra por la vida. Nuestra niñez no puede esperar más.
Que quede claro: esta no es una causa de un partido, es una causa de amor, de dignidad y de justicia. Porque lo único que piden esas niñas y niños, lo único, pero que lo significa todo, es vivir.




